Desde los ochenta
corre tu voz por mis venas
bañas mis pulmones con tus genes,
y los llenas de aire siendo tú como eres.
Mi voz, repite tus frases,
mis manos, siguen algunos de tus pasos
mis pies, pintan el camino
y mi corazón, marca el ritmo.
Andan por mis músculos
tus besos y tus consejos,
que se hacen míos de tanto ser tuyos,
siendo la paciencia, su néctar.
Tuyas son mis palabras,
son eco de tus pensamientos
la mezcla de café y agua:
el trabajo y la constancia.
El arte y el trabajo
la mezcla que me habeis legado,
el vivir con mi desparpajo
lo puse yo desde los ochenta.
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