Julio

Treinta y un días sin parar. Bueno, miento,
dos tardes para ver a los semejantes,
degustando con ellos, buenos momentos,

como hacen bien, los del Trópico de Cáncer:
disfrutar de todo lo que tenga que hacer,
seguir nadando como pez en el agua,

sonreír a la vida, al verano, al pozo,
a las montañas, al río, a la piscina.
Reflejarte en los ojos de semejates

te llenará bien el corazón y el karma,
sabrás los puntos cardinales del alma,
andarás libre y seguro con la calma.

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