Berrinche Cibernético

Hace meses que no tengo
ningún berrinche cibernético.
Bueno, tampoco analógico,
pues haciendo lo que quiero
sin mirar mucho el tiempo
improviso con lo que me encuentro

por fuera y por dentro.

Quizás no tenga nada que decir
por eso me cuesta tanto escribir.
Buscar una casa
que se convierta en mi hogar
lleva otros quebraderos de cabeza
que las ideas que quiera expresar.

Se lleva toda mi atención
mirar, comparar y encontrar algo mejor
porque la gente te pide por poco: ¡¡mogollón!!
Aunque sé, que en algún lugar, construiré un hogar
en el que me sentiré la mar de bien
pues nadaré, comeré, beberé té
y lo haga o no en compañía
seguiré aprendiendo en este camino de vida.

¿Quién Soy Yo?

¿De donde vengo?
¿A dónde voy?
preguntas cínicas
para pasear por la clínica.

Estupefacto con el ser o no ser
preguntándome quien debiera ser
perdiendo el tiempo para encontrarme
o para en el laberinto del olvido perderme.

Camina hacia la luz
quizás salgas del túnel
el dolor no se acabó
pero bien me educó

pues el niño que hay en mi interior
bien habla de sueños y de color
también de heridas y desgracias
para preguntarme ¿quien soy yo?

Ridículpo

Ridículo es lo que hago
una y otra vez
buscando en un papel
o en el fondo del vaso.

Me reflejo,
delante de un folio en blanco
solo lleno silencios
con mis palabras rancias
que solo dicen: ¡ nada !

En un vaso de agua
o en tu propia salsa
la de un pulpo ridículo
o un ridículo pulpo…

no te culpo, pero me parece,
que no sabes que es lo que quieres
a medias de lo uno y lo otro…

perdiendo el tiempo,
haciendo el ridículpo.

Alquimistas XXI

Alquimista del siglo XXI
que vistes los versos con teclado
mueves tus dedos, en vez de tu mano
generando música en silencio afinado.

Los dedos lo mismo movieran
que en siglos previos, la mano hiciera:

mover el corazón,
sangrar sus lágrimas
desde dentro hasta afuera
erizando la piel
como si de gallina fuera,

narrando la vida
de las estrellas
mirando al cielo
sin estruendo, sin miedo,
mezclando elementos y símbolos
dejándolos escritos en la cueva
para que en el futuro,
alguien pueda, comprender lo mismo
que Galileo dijera:

“nada puedes
enseñarle al hombre…

…sólo puedes ayudarlo
a que dentro de sí mismo
lo descubra”

Ranas

Una rana,
encontró a otra
saltando la charca.

Conversaron al calor de la chasca
y al juntar los saltones ojos
paseando por la barca,
acelerando el pulso por acabar
besándose en privado
rompiendo los labios
con un mueble mal empotrado.

El pasar los días de la poza,
dentro de los batracios
hacía crecer la hoguera
como las ancas de sapillos
en piernas de grandes sapos.

El croar de ambos anfibios
llenaban de sonidos la balsa,
se llamaban con cánticos raníticos
para deslumbrarse…

con los ojos saltones como dos soles
con los labios carnosos, grandes como osos
con patas largas (buenas ancas de rana)
con huevos redondos corriendo como tontos
por el ancho del cuello y la espalda,

cantando al son
platos italianos de amor
probando poco folk
zabulléndose en mutuo calor
como renacuajos bajo el sol.