Ranas

Una rana,
encontró a otra
saltando la charca.

Conversaron al calor de la chasca
y al juntar los saltones ojos
paseando por la barca,
acelerando el pulso por acabar
besándose en privado
rompiendo los labios
con un mueble mal empotrado.

El pasar los días de la poza,
dentro de los batracios
hacía crecer la hoguera
como las ancas de sapillos
en piernas de grandes sapos.

El croar de ambos anfibios
llenaban de sonidos la balsa,
se llamaban con cánticos raníticos
para deslumbrarse…

con los ojos saltones como dos soles
con los labios carnosos, grandes como osos
con patas largas (buenas ancas de rana)
con huevos redondos corriendo como tontos
por el ancho del cuello y la espalda,

cantando al son
platos italianos de amor
probando poco folk
zabulléndose en mutuo calor
como renacuajos bajo el sol.

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