Me cruzo en el pasillo
con una percha con patas
un gran traje que anda
y sobre él, unas enormes gafas.
En los dos bolsillos,
va recogiendo los pitillos
para fumarlos en la terraza
con su amiga garrapata.
Parece la médico patata
por los dos diente largos,
por sus manos de gracia,
que abrazan a la desgracia.
No sabe como decir que no,
o simplemente,
no sabe que no sabe
por eso, por favor:
¡Crece!
como lo hacen
las calabazas
que hay en mi interior.
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