Que me liberen
las letras
de este insomnio,
y que el dolor
del corazón se vaya,
porque éste,
no es de amor,
es de dolor:
de la vida lujuriosa,
de vicios y engaños,
de caprichos momentáneos
de siestas depuestas,
para ver después
a las musas estas
en días de noches
y en noches de día,
que estas ideas,
las ordene la razón,
y que sus queridas señorías,
cuando las lean,
me digan en alto
cuantos versos son.
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