El otoño de mi vida
lo pase en Suiza.
El invierno
los pase volando
(cuando me volví loco)
dentro del cráneo.
La primavera, la paso
en todos mis cumpleaños
y ahora, duermo
en el campamento de verano
que salio de la plaza
iluminado por el sol…
saludando,
con eso que llaman energía universal,
(de átomos que se fusionan)
con eso que llaman amor incondicional
(de personas que se apasionan)
por sentir y creer
que somos como un mar de gentes
que piden, reclaman
y a la vez
dan y reciben ayuda.
Las estaciones se repiten
como las cosas que están de moda,
como bien decía mi abuela:
“no te preocupes
que la moda que se fue…
…¡ya volverá!”
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