Juan Perico y su Borrico II

Fuiste una bocachancla, un fulanón verbenero
y de momento, que conmigo no lo seas espero.
Me alegro de tus experiencias, de lo que te ha dado la vida,
de lo que has compartido y también, de lo que compartes conmigo.

Me gustaría, no sólo decirte lo mucho que me gustas
y que tienes mucho que dar; también,
que hablas por hablar sin escuchar
lo que dices primero.

Llenas los silencios, sin dar importancia previa,
a lo que llevas dentro. Te cuesta pensar, debe ser,
la fiesta de tus neuronas, que no saben nadar,
ni resolver un problema, ni se saben enfadar.

Te falta sentido común, y no estar pendiente,
de algo del pasado, o quizás, de todo él.
Eres tan buena, que pareces hasta tonta
y a mi, a veces, se me hincha hasta la aorta.

Ver que tienes las respuestas, pero no las das salida.
Demasiado fáciles parecen, las cosas y la vida:
¡Quieres resolver lo difícil primero!
¡Pon más esmero joder! que vales más de lo que crees.

No sé, si eres tú o soy yo proyectando autodestrucción.
Los sueños de pterodáctilos alados,
que se queden encerrados en tu cabeza, porque,
la prisión que los sustenta, no los deja escapar.

Treintena de años en el cuerpo,
y casi una decena en el pensamiento
¿Qué quieres que te diga?
¿Que ponga continuamente los puntos a las íes?

¿Que te diga lo bien que te ríes de la vida,
cuando, de la nada vives?
En un presente sediento de realidad
sin planes ni ganas de nada,

se convierte en insufrible tu compañía.
Parece mejor, hipotecar una noche al olvido,
bebiendo licor café conmigo
en Lugo, Ávila, o en Vigo,

¡que más me da ya!

Ya no me apetece pasear,
escuchar, hablar;
ni siquiera tontear,
con el borrico de Juan Perico.

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