Cárcel de Amor

Que recuerdos.
Las lágrimas, casi brotan
por esas notas,

las notas,
que escuchaba
cuando te perdí.

Hace mucho tiempo
que no me encontraba
con esos recuerdos,

con aquella
habitación pequeña,
con la silla, el escritorio y la mesa;

con los libros
de literatura clásica,
que me contaban los días;

con aquella cama enorme,
que se hizo más grande
con tu ausencia;

con el calor del verano
encerrado entre cuatro
paredes de cráneo;

con la pena y la vergüenza,
que me hablaban por dentro
a cada instante;

con el sentimiento,
de que se fue todo al carajo,
de que termino…

Quizás ahora
aunque no sea primavera,
sería bueno

sacarlo de la nevera,
porque ya se caducó,
se congeló y más que se murió.

Con el tiempo,
he llegado a la conclusión
de que aquello

era una cárcel de amor,
una prisión, en la que cumplí
la condena:

“estar permanentemente pendiente
de la cadena de vida y de pena,
que me unía a ti en aquel sin vivir”

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