Dos años han pasado
en este viaje por el mar.
Encontré en mi barco el ancla,
y sé donde lo puedo anclar:
En el Mar de la Tranquilidad,
no el de la Luna,
sino el del corazón:
el de la razón, la emoción y la verdad;
el que brilla por las estrellas,
el que guía a las personas bellas,
el que rompe con la inseguridad
y cura las heridas junto a la soledad.
El hilo del tiempo cose despacio,
igual que encontrar el ancla del barco,
pero poder ser tu propio capitán,
te hará encontrar a tu añorada sirena.
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