El soneto que le hizo a Garcilaso
ser violante, es el más elegante,
de sus obras, es la menos pedante;
su forma de hacer soneto (es un caso).
Me hace andar seguro, dar un repaso
por este cuarteto dando el buen cante
como bella melodía en andante
diciendo: “con estas letras me caso”.
Parece que disfruto cuando viajo
por palabra llana, aguda, esdrújula;
voy como si fuera allá por el Tajo
siguiendo mi vida como brújula
guiado por un terceto sin atajo
marcado por la estela de la bruja
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